Nota: Profesor Humberto Guglielmin. –
NÁPOLES
Nápoles es una ciudad del Sur de Italia, capital de la región de Campania, bañada por el mar Tirreno y a los pies de su pesadilla, el volcán Vesubio. El marco geográfico que la rodea es simplemente fantástico. En el mar, próximas a la ciudad, tenemos islas como Capri, Ischia, Prócida y algunas islas menores. A sus espaldas está el volcán Vesubio que en el año 79 la borró del mapa, dejando como pruebas de su extrema violencia las ruinas Herculano y especialmente de Pompeya, ciudad romana que fue completamente cubierta por la lava y que con frecuencia nos sorprende con nuevos hallazgos.
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La región del Golfo de Nápoles y sus proximidades son tan increíblemente bellas como peligrosas, están asentadas sobre sobre un infierno volcánico que en cualquier momento puede estallar. Los Campi Flegrei, a pocos kilómetros del centro de Nápoles, forman un súper volcán con una cámara magmática mil veces más grande que la de un volcán común. Entre 1982 y 84 la zona de Pozzuoli ascendió 1,87 mts. sobre el nivel del mar, poniendo a la vista preciosas ruinas romanas; de esta zona procede la Puzolana, una especie de ceniza volcánica que los romanos utilizaban para hacer sus indestructibles hormigones. El Vesubio es el volcán más conocido, pero en esa zona existen varios más, algunos con erupciones más o menos recientes y otros, que simulan estar apagados. Estos son apenas unos modestísimos indicios de la potencia destructiva que puede tener este súper volcán, equiparable a la del fascinante y temible Yellowstone.
Nápoles fue fundada en el s. VIII a.C. y dados su entorno, su clima agradable y la generosidad de su tierra, fue ambicionada por muchos pueblos: fenicios, griegos, romanos, aragoneses, normandos, franceses, etc. La presencia de estos pueblos está reflejada magníficamente en sus ruinas o edificios. Es una ciudad de más de 3.000.000 de habitantes, que tienen fama de ruidosos, indisciplinados, peligrosos y sospechosamente amigables. Tiene otro costado negativo, la ubicua presencia de la Camorra, una réplica de la Mafia siciliana.
Para los turistas, no solo son atractivos los monumentos y ruinas de la antigüedad en especial Pompeya, sino también la explosiva vivacidad de sus habitantes y su forma de encarar la vida. En sus proximidades están Capri, Sorrento, la Costa Amalfitana, las colinas y viñedos de los alrededores etc. El conjunto de tanta belleza y originalidad han acuñado la sentencia: “Ver Nápoles y luego morir”, dando a entender que no hay nada mejor.
SAN GENNARO
Entre las originalidades de esta ciudad existe un fenómeno que expresa cabalmente su confusa y tumultuosa religiosidad, el “milagro de la licuefacción de la sangre de San Genaro”. Este “milagro” sucede el 19 de septiembre, aniversario de la decapitación, sucedida en el año 315, de este obispo de Benevento por orden del emperador Diocleciano. Luego de la decapitación, una mujer piadosa con unas esponjas recogió lo que pudo de su sangre y la guardó en 2 ampollas de vidrio que cerró herméticamente y que fueron guardadas como reliquias en un lugar no conocido. Este “milagro” habría sucedido por primera vez, en forma documentada, el 17 de agosto del año 1389 y desde esa fecha hasta el día de hoy.

Muchos años después de su martirio, esas ampollas fueron puestas en un relicario redondo con una empuñadura que, a través del vidrio, permite ver su contenido. Durante el año esas ampollas solo muestran que en su interior existe una sustancia desconocida de aspecto oscuro que, al acercarse la fecha del 19 de septiembre, en forma sorprendente pasa a transformarse en un líquido rojo rubí. (también sucede en otras dos fechas del año).
Ese día, la catedral y sus alrededores está repleta de gente muy heterogénea y ansiosa compuesta por católicos, curiosos, incrédulos, científicos que buscan respuesta a ese fenómeno, mafiosos, supersticiosos etc. Cuando el obispo, frente a la concurrencia, levanta el relicario y lo mueve hacia arriba y hacia abajo para que quede en evidencia que el contenido de las ampollas se ha vuelto líquido, dentro y fuera de la catedral suele estallar un trueno de aplausos, vítores a San Gennaro, pañuelos blancos agitados frenéticamente, y todo tipo de manifestaciones de alegría ya que, según los napolitanos, eso les augura un año de paz y prosperidad. Para informar a la ciudad que el milagro se ha producido, las autoridades de la ciudad proceden a sumarse a las campanas de la iglesia disparando una salva de 21 cañonazos.
Este desarrollo de los hechos es lo que sucede normalmente; sin embargo, hubo ocasiones en que la licuefacción se produjo antes de sacar el relicario de la urna donde está guardado, y esto no suele interpretarse necesariamente como una buena señal. Cuando la licuefacción, a pesar de las fervorosas oraciones de los asistentes demora mucho en producirse, es tomada como un pésimo augurio para la ciudad, confirmado supuestamente por la historia: epidemias y enfermedades graves, terremotos, erupciones volcánicas, la pérdida del scudetto del club de fútbol Nápoles, malas ventas, divisiones familiares etc. etc. La licuefacción de la sangre de San Gennaro genera un fuerte sentimiento de identidad y de orgullo entre los napolitanos.
Según el científico Goffredo Buccini, quienes se encomiendan a él “le piden protección tanto para las iniciativas y acciones buenas como para las obras “nefandas”. En una ciudad que ha hecho del robo un arte, José Navarra, el Rey de Poggioreale (un extenso y laberíntico barrio, superpoblado y manejado por la Camorra, la mafia local) en el año 1947 se hizo cargo del retorno a Nápoles de los restos de San Gennaro, que durante la segunda guerra mundial habían sido guardados en el Vaticano”.
EXPLICACIÓN CIENTÍFICA
Son muchos los que no tienen la menor duda de que se trata de un milagro del patrono de su ciudad, sin embargo, la comunidad científica no está dispuesta a aceptarlo, quiere pruebas. Y las pruebas de su falsedad no aparecen. Se han aventurado variadas explicaciones del fenómeno, pero ninguna de ellas ha conformado a los propios científicos.
Las primeras explicaciones que se buscaron a este sorprendente fenómeno se remontan al año 1500 pero fueron tan poco convincentes como las actuales. El profesor Pierluigi Baima Bollone, que también integró una comisión para el estudio de la Santa Sábana, afirma que “lo que sucede dentro de esas ampollas escapa a cualquier explicación científica”.
Margherita Hack, reconocida astrofísica, propuso una tesis que también defiende el Cicap (Comité italiano para el control de las afirmaciones o hechos paranormales): “dentro de esas ampollas habría un compuesto químico que en estado de quietud tendría una consistencia gelatinosa pero que, sujeto a cualquier tipo de movimiento se transforma en líquido”.
En el año 1993, el Cicap habría encontrado una explicación científica al milagro. Los investigadores Sergio della Sala, Franco Ramaccini y Luigi Garlaschelli de la universidad de Pavia, “mezclaron cloruro de hierro (FeCL2) y agua, purificaron la solución y añadieron una pequeña cantidad de cloruro de sodio. El resultado es la sustancia gelatinosa de la que habla Margherita Hack. Según la Cicap, esta combinación también la podían hacer siglos atrás”.
Si así hubiera sido, la iglesia habría tomado como reliquia de San Gennaro algo que no lo era. La única forma de aclarar esto sería la de abrir esas ampollas firmemente cerradas, pero es muy improbable que las autoridades eclesiásticas de Nápoles lo permitan.
VITTORIO MESSORI
Es un periodista, historiador y escritor italiano muy reconocido. Como periodista escribe para los diarios La Stampa y el Corriere Della Sera. Es autor de muchos libros y es el escritor de temas católicos más traducido en el mundo. Su historia personal no fue lineal. Sus padres fueron excelentes personas, pero lo bautizaron porque era costumbre hacerlo; ellos detestaban la iglesia y eran unos anticlericales furiosos que lo influyeron mucho.
Vittorio, durante sus estudios universitarios siempre se confesó ateo, y esto fue así hasta que sus certezas materialistas entraron en una crisis de tal profundidad que, lo llevaron a convertirse al catolicismo. Sin entrar en otros detalles importantes de su vida, trascribiremos lo que Vittorio escribió en ocasión de una de las fiestas de San Gennaro a la que fue invitado.
Comienza la nota diciendo que le resulta inexplicable que genios anónimos de la Edad Media, en un caso fueran capaces de hacer una imagen tan excelsa como la del rostro de Cristo en la Santa Sábana, y en este caso, otro genio, se limitara a convertirse en un falsificador de reliquias como la de las ampollas de San Gennaro. Luego escribe:
“Me encuentro entre los pocos laicos que un 19 de setiembre pudimos estar junto al Arzobispo Cardenal Corradi Ursi cuando desde el altar tomaba el espléndido relicario dentro del cual burbujeaba (ribolliva) la sangre. Esta es la palabra tradicional usada para señalar las pequeñas burbujas que, algunas veces, aparecen en la superficie durante la licuefacción. Antes de comprobar el fenómeno a centímetros de distancia, me había documentado; y no estaba entre desprevenidos devotos sino acompañado de profesores universitarios y de investigadores.”
“…siempre habrá titulares como el de un periódico de ayer: “Adios, San Gennaro, el milagro de la sangre se hace con un poco de gel”. Antes que nada, sobre lo que sucede tres veces al año en Nápoles, la Iglesia jamás se pronunció ni jamás se pronunciará oficialmente declarándolo milagro. La devoción no obliga a ningún católico a creer en la sobrenaturalidad de hechos como la Santa Sábana, los milagros de Lourdes o la sangre de San Gennaro. La iglesia se limita a reconocer la legitimidad del culto y a vigilar que se mantengan dentro de la ortodoxia (doctrina correcta). En estos casos las autoridades eclesiásticas prefieren la palabra “Signo”, y no la de Milagro”.
*“Los análisis espectrográficos de la sustancia contenida en esas antiquísimas ampollas, (una de las cuales está casi vacía) fue estudiada por equipos de varias universidades y tuvieron un resultado unánime: esa sustancia es sanguínea. Tanto el cardenal Ursi como su sucesor, Michele Giordano siempre dijeron que quieren que esa reliquia esté a disposición de los estudiosos para cualquier investigación, siempre que se garantice la integridad de la reliquia”.
*“Este es un problema insoluble: según los expertos, las dos ampollas son de fabricación romana y están selladas con un pegamento durísimo muy probablemente de esa época. Un profesor de la universidad de Nápoles me dijo: en mi laboratorio tengo tanto poderosos laser como taladros electrónicos con punta de diamante, y podría intentar hacerle un minúsculo agujero para extraer una gota de esa sustancia y analizarla. Pero esas ampollas tienen más de 1500 años y seguramente se harán añicos. Y si sucediera, ¿Quién me asegura que podría escapar vivo de esta ciudad?”
*“Prescindiendo de eventuales averiguaciones, está claro que lo que está en ese relicario desafía las leyes físicas que conocemos. Cualquier sustancia, especialmente la sangre, si es muy antigua debería haberse convertido en polvo, no conservar su notable volumen (60 mililitros la más grande) y la posibilidad de volverse líquida”.
*“Las ciencias naturales, comenzando por la física, se basan en el principio de que a iguales condiciones deberían corresponder iguales efectos. Y esto no sucede en este caso: cada vez hay variaciones en el volumen; en ocasiones sucede que la sustancia crece tanto que parece llenar la ampolla, y en otros casos su tamaño es bastante más modesto. También cambia su color, desde el rojo rubí a un rojo más amarillento. Son notabilísimas, las diferencias de tiempo empleadas en pasar del sólido al líquido: a veces es instantánea y en otras puede durar días. También, siempre son distintas las formas y el tiempo empleados en volver al estado sólido, a veces es instantáneo y otras es prolongado. La licuefacción es independiente de la temperatura ya que sucede tanto en verano como en invierno”.
*“No es cierto que la licuefacción suponga un calentamiento previo; yo fui testigo personal de que la sangre se encontraba burbujeando en el relicario, antes de que alguien lo toque. Esa licuefacción sucedía mientras se abrían los diversos habitáculos y cajas fuertes de dobles llaves, en manos de personas que no se conocen entre sí y que son convocados para que la traigan. Al llegar al relicario, su contenido ya estaba en estado líquido. Tampoco es aceptable la hipótesis de que la tensión síquica de la muchedumbre proyectara energías sobre la sangre para que se licúe; sucede que a veces permanece en estado sólido por varios días a pesar de las invocaciones apasionadas de la gente, ya que hubo casos en que la licuefacción sucedió estando la iglesia vacía”.
*“Existe bibliografía de autorizados docentes universitarios, frecuentemente agnósticos o ateos, que se muestran sorprendidos ante este fenómeno, que desafía las leyes de la física. Uno de esos expertos dijo: “El misterio de este coágulo es que parece vivir y respirar, en modos siempre distintos e imprevisibles”. La Fe no depende de estas ampollas, pero es ilusorio descartarlas alegremente afirmando que todo se reduce a un simple gel”. Hasta aquí, Vittorio Messori.
Fuente: diario Corriere Della Sera
Nota: Profesor Humberto Guglielmin
guglielmin.humberto@live.com