ALGUNAS RELIQUIAS BÍBLICAS Nota 4 de 4 – última parte

Nota: Profesor Humberto Guglielmin. –

LA SANTA SÁBANA DE TURÍN

LA DATACIÓN CON EL CARBONO 14

Este sistema permite a los arqueólogos una forma relativamente exacta de datar restos orgánicos de hasta 50.000 años de antigüedad, con una desviación estándar de +/- 30 años (¿?).
La Santa Sábana (en adelante SS) es el resto arqueológico más conocido, venerado, discutido, estudiado y enigmático de la historia. Esta sábana habría sido utilizada para envolver el cuerpo de Jesús al momento de su entierro y antes de su Resurrección. La polémica sobre su autenticidad surgió ni bien se hizo pública su aparición en el Sur de Francia, y a lo largo de la historia fue calificada y descalificada como auténtica tanto por obispos como papas. Ya hacia mediados del 1300 algunos obispos como Pierre d´Arcis o Nicole Oresme denunciaron que se trataba de una falsificación para atraer fieles a la iglesia que la exponía. El obispo d´Arcis afirmó que la SS había sido hecha por un artista local de los alrededores de Troyes; sin embargo, a pesar de su enorme importancia, no dan la identificación del autor de esa pintura.
Las afirmaciones sobre su autenticidad o no autenticidad no deben ser solo apreciaciones subjetivas. No aclara nada que un obispo diga que es una falsificación hecha en un pueblo vecino y que conoce a su autor: hay que demostrar objetivamente que es una falsificación. Si lo hubiera sido, tratándose de una pintura hecha en “la oscura y atrasada Edad Media”, debería ser una tarea fácil probar la falsificación, ya que no cualquier artista rural de ese tiempo puede sortear el ojo inquisidor de la ciencia del siglo XXI, tal como vimos en la nota anterior.

EL ARBITRAJE DE LA CIENCIA POR EL CARBONO 14
Entre los años 1988 y 1989 una muestra extraída de la Santa Sábana fue repartida entre 3 laboratorios de jerarquía mundial como lo son los de Oxford, Universidad de Tucson (Arizona) y la Escuela Politécnica de Zurich para que determinen su antigüedad. Se extrajo una tira de 8 cm de la SS que fue dividida en 3 partes para que cada laboratorio trabaje con absoluta independencia de los otros. No había plazo para el estudio.
Los resultados fueron unánimes: la antigüedad de la SS debía ubicarse entre los años 1260 y el año 1390. La comunicación oficial al periodismo de este resultado, cuya fiabilidad se establecía en un 95%, estuvo a cargo del Cardenal Arzobispo de Turín Anastasio Ballestrero. Se daba a entender que el debate sobre la antigüedad de la SS quedaba definitivamente cerrado. Sin embargo, pronto aparecieron disidencias con el resultado, formuladas por científicos de renombre que, con argumentos muy sólidos afirmaron que ese resultado era “inconsistente”, pues la muestra utilizada para la datación era demasiado “heterogénea” debido a la excesiva variación dentro de la composición del tejido.

LA CONTAMNACIÓN Y EL CARBONO 14
La principal razón para dudar de la fiabilidad de la datación del Carbono 14 la constituye la contaminación, de variado tipo, sufrida a lo largo del tiempo. Antes del año 1200 la SS sufrió un incendio que la puso en peligro, pero no son muchos los detalles de que disponemos.
En los días 3 y 4 de diciembre de 1532, en la capilla donde estaba guardada la SS, en Chambéry, Francia, se produjo un incendio tan intenso que durante media hora la SS estuvo expuesta a más de 200 grados C. de calor; llegó a fundir el relicario donde estaba guardada y, además de impregnarla de humo, una gota de plata fundida cayó sobre la tela produciéndole agujeros, manchas de quemadura y marcas del agua utilizada para apagar el fuego.
Años después fue sometida a una reparación de las partes quemadas realizada por hábiles costureras monacales que hicieron un excelente trabajo, pero no pudieron evitar exponer la SS a variadas contaminaciones entre ellas la luz solar y la intemperie.

ARGUMENTOS QUE CUESTIONAN LOS RESULTADOS DEL CARBONO 14
*Francisco Alconchel, profesor de la escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de la Universidad Politécnica de Madrid, desarrolló un marco técnico teórico según el cual la exposición de la SS a 200 grados centígrados durante media hora en el incendio sufrido en el año 1532 pudo añadir unos 1400 años a la edad radio-carbónica de la SS. Este desarrollo justificaría el resultado de esos tres laboratorios y dejaría en pie la contemporaneidad de la SS con la fecha de la muerte de Jesús. (La revista científica “Nuclear España” muestra varios desarrollos físico-químicos, compartidos por muchos científicos, que fundamentan esta posibilidad).
*En su trabajo “Análisis radio-carbónico y Datación de la SS de Turín” los científicos, Moroni, Barbesino y Bettinelli, en un congreso internacional sobre este tema realizado en Río de Janeiro en el año 2.002, expusieron que tomaron una muestra de momia egipcia anterior a Cristo, y la enviaron a un laboratorio de Toronto, Canadá, para que en el laboratorio fuera sometida a las mismas vicisitudes por las que pasó la SS, especialmente las relacionadas con el calor, y la datara con el carbono 14. El resultado fue que esa muestra reveló un rejuvenecimiento de más de 1.100 años; el calor del incendio y el humo le quitaron antigüedad, la hicieron más reciente, más joven: y esa sería la razón por la que la SS, en las dataciones dadas por esos 3 laboratorios establecieron una antigüedad de algo más de 1200 años y no 2.000 años.
“Para la Arqueología el método de datación del Carbono 14 es un método útil para esa disciplina; no es infalible y no debería determinar una investigación arqueológica cuando su resultado discrepa con evidencias contrarias.” Lo conveniente sería confirmar el resultado del carbono 14 con otros métodos paralelos de datación.
*El Instituto de Cristalografía del Consejo Nacional de Investigación de Italia (Bari), encabezado por el Dr. Liberato de Caro, utilizando la técnica de dispersión de rayos X de gran angular para medir el envejecimiento de la celulosa de la SS, tuvo como resultado que ese lino tenía 2.000 años de antigüedad, fecha compatible con el tiempo de Jesús. Comparó el envejecimiento de la SS con el de algunas telas provenientes de la fortaleza de Masada (40 a.C. /74 d.C.) en las cercanías del Mar Muerto, que ya estaban datadas con esa antigüedad, y la compatibilidad fue completa. En ambos casos la técnica de fabricación y la tipología del tejido son coherentes con la época de Cristo y sus dimensiones responden a una medida de longitud usada en el antiguo Israel. No se han hallado trazas de fibras de origen animal, conforme a la costumbre judía de separar la lana del lino (Dt.22-11). Solo se han hallado unas poquísimas fibras de un tipo de algodón que solo se daba en la Palestina de tiempos de Cristo. Fuente: Revista científica Heritage, del 11 de abril del 2022.
*Se han hallado microscópicas partículas de material terroso muy similares a las de cuevas existentes en la zona de Jerusalén. También de áloe y mirra, muy utilizados para los enterramientos.
*El reconocido botánico Max Frei (1913-1983) en sus estudios sobre los pólenes de la SS afirma que antes de su presencia en Francia, estuvo en Palestina y Constantinopla. M. Frei identificó 58 tipos de gránulos de polen, de los cuales 30 corresponden a plantas propias de zonas desérticas que no existen en Europa pero que sí en Palestina; muchas de ellas todavía pueden verse en los alrededores no modificados por el hombre en esa zona. Naturalmente Frei identifica con su nombre científico las plantas cuyo polen extrajo de la SS, y no tiene sentido enumerar aquí esos nombres. En estudios posteriores elevó a 76 los tipos de polen identificados, que lo llevaron a trazar una ruta tentativa del recorrido de la SS a través de los pólenes que se iban incorporando en el camino, entre ellos los de plantas de las Tierras Altas del Líbano, Anatolia (Urfa, Turquía), Grecia (Constantinopla), Francia e Italia. Durante su traslado la SS era expuesta a la veneración de la gente, y de esta manera incorporaba polen de las plantas de ese lugar.
*El equipo de Liberato De Caro también comparó el envejecimiento del lino de la SS, con el envejecimiento del lino de los años 1200 y 1300, y no encontró compatibilidad entre ellos.
*Respecto al método del Carbono 14, este científico afirmó que, para que el resultado fuera confiable, la SS debería haber sido guardada de manera tal que no hubiera tenido ninguna contaminación a lo largo del tiempo, y libre de oscilaciones térmicas importantes, cosa que no sucedió.
*El “Journal of Heritage” publicó en el año 2019 un estudio de científicos de la Universidad de Padua y de USA, que aporta el descubrimiento en la SS de restos microscópicos de oro, plata y cobre, resultado de frotar monedas áureo bizantinas sobre la SS. Era una forma de “hacer reliquias por contacto” que existió antes del año 1000, lo cual supondría que ya era venerada antes de su aparición pública hacia el año 1.300.

OTROS HECHOS SORPRENDENTES
Uno de los integrantes del Shroud of Turin Research Proyect (en adelante STURP), equipo de 33 renombrados científicos de USA, entre ellos gente de la NASA y de todos los grupos religiosos, ateos y agnósticos. (Ver parte 3 de esta serie de notas sobre la SS), el biofísico y ex catedrático de física de la universidad de Yale Dr. John H. Heller escribió: “No es posible ver la Sábana a menos de uno o dos metros. (A una distancia menor la figura se diluye y no se ve) Pero un artista no puede pintar si no distingue los trazos que está dando con su pincel. El supuesto artista debía, pues, utilizar un pincel con un mango de uno o dos metros de longitud. Además, el pincel debía estar compuesto de una sola cerda, pues solo manchaba fibrillas aisladas de diez o quince micras de diámetro. Las cerdas de pincel más finas que yo conozco son las de marta, y un pelo de marta tiene un gran diámetro comparado con la fibrilla del tejido”.
“Por otra parte, el supuesto pintor tuvo que utilizar una pintura que no contuviera ni óleo ni agua, pues no encontramos en la Síndone señales de capilaridad”.
“Aún más, para distinguir lo que estaba pintando habría necesitado de un microscopio de gran aumento, bajo el cual habría movido el pincel. Pero las leyes físicas que gobiernan la óptica excluyen dicho microscopio, a menos que estuviera adosado a un televisor en color, pues el amarillo pajizo (el color de las fibrillas coloreadas) es demasiado débil para que quede registrado en blanco y negro.”
“Nuestro hipotético artista habría tenido que utilizar sangre, tanto premortal como post mortal, y tendría que haber pintado con albúmina de suero los bordes de las marcas de los azotes. Pero como la albúmina de suero solo es visible bajo rayos ultravioleta, hay que suponer que utilizaría un medio invisible a la luz blanca”.
Los integrantes del equipo de STURP aseguraron que: “Habíamos llegado a la conclusión de que las imágenes eran producto de oxidación. El ácido sulfúrico es un agente oxidante, pero es evidente que nadie puede pintar con ácido sulfúrico, porque destruiría las cerdas, dejaría señales de capilaridad y se enfrentaría a todas las demás”.
“El calor también puede causar el mismo tipo de oxidación que el ácido sulfúrico, pero cualquier fuente de calor irradia de manera difusa, y no podría explicar la tridimensionalidad de los rasgos del hombre de la sábana, o la nitidez del color amarillo pajizo que se encuentra solamente en los extremos de las microfibrillas”. Hasta aquí el Dr. John H. Heller.
Los integrantes del STURP se inclinaron por una radiación calórico luminosa especial salida del cuerpo de la persona retratada en esa sábana; esa radiación chamuscó ligeramente la sarga de lino en las puntas de sus fibrillas.
No teniendo elementos para analizar esa radiación, los científicos solo afirmaron que fue una radiación “desconocida”, y prefirieron no entrar a aclarar de qué persona podía tratarse. Sin embargo, dado que un muerto no emite radiación –Jesús obviamente fue sepultado ya muerto-, aumentó la intriga sobre qué pudiera haberlo causado.
Si ese muerto hubiese sido Jesús ese enigma desaparecería, pues quedaría claro que esa irradiación habría sido por una eclosión de luz y calor al momento de resucitar. Muy impresionado por esta posibilidad el Dr. Muhala, coordinador del equipo de científicos del STURP, consciente de que ellos no debían afirmar lo que no pudieran demostrar afirmó que, en forma personal, la mayoría de ellos pensaba que esa tremenda radiación se produjo en el mismo momento de la resurrección de Jesús.
Si como afirmaron los 3 laboratorios citados más arriba, se trata de una obra de arte hecha por un pintor anónimo del Sur de Francia, entre el año 1260 y el 1390, no cabe duda de que siete siglos después la ciencia, con todos sus recursos técnicos disponibles, no debería tener dificultad alguna en probar que estamos ante una falsificación. Una pintura realizada por un artista rural del año 1300, no puede burlar los conocimientos y la tecnología del s. XXI.
Sin embargo… son muchos los que basándose un una o más variables, aunque no puedan explicar las otras variables, afirman que estamos ante una falsedad. Y este no debe ser el proceder. La SS es un rompecabezas donde todas las piezas deben encajar. Deberían coincidir las formas de datación, los informes de la física, de la química, de la medicina, de la botánica, de las formas de hilado y tejido, y de todos los demás estudios especializados. El rompecabezas está completo cuando todas sus partes ocupan su lugar y queda formada una unidad indiscutida. Una o dos variables en contra o a favor no prueban nada.
La prensa debería evitar los titulares rimbombantes, como el que apenas días atrás utilizó Euronews, que citando la revista “Journal of History”, con la firma de David Mouriquand, revelaba que: La Santa Sábana de Turín “es un fraude clerical”, una falsa reliquia como las que abundaban en esa época. Leyendo el contenido, dice que existe una carta del obispo Nicole Oresme del año 1370, denunciando que la SS era una falsificación “clara y patente”, usada por algunos clérigos para atraer ofrendas a las iglesias donde se exponía. Oresme fue obispo de Lisieux, integrante jerarquizado de la Iglesia católica, pero su denuncia no aporta absolutamente nada que ya no fuera ampliamente conocido. Desde la aparición de la SS hubo quienes afirmaron su autenticidad y quienes la negaron, pero no aportaron más que la sola afirmación de que era verdadera o falsa. La razón verdadera del contenido de la carta de Oresme tal vez podría limitarse a una simple rivalidad entre parroquias. Existieron ruidosas denuncias contra la autenticidad de la SS hechas antes de Oresme, como por ejemplo la realizada por el obispo de Troyes, Pierre d´Arcis y por su antecesor, también obispo, Henri de Poitiers. Nada nuevo. El título prometía pruebas que no existieron.

CONCLUSIÓN:
El enigma sobre la autenticidad de la SS sigue en pie. Por un lado, a pesar de la gran cantidad de pruebas que apuntan a que sí lo es, no se puede, sin embargo, probar científicamente que fue la tela que envolvió a Jesús en su sepultura y, por el otro lado, no hay forma de probar científicamente que se trata de una antigua falsificación. La ciencia, a pesar de los sofisticados medios de laboratorio de que dispone y de los numerosos intentos realizados para probar que se trata de una falsificación, no ha encontrado la forma de reproducir algo igual. No se sabe en absoluto cómo se produjo esa imagen en la SS.
Este estado de cosas es muy frustrante para la orgullosa ciencia de nuestro tiempo, especialmente porque el desafío que tiene por delante es un producto que supuestamente viene desde “la despreciada y oscura Edad Media”; no debería tener problema alguno en demostrar que es solo una pintura. Por lo tanto, no es serio que nosotros, con rapidez y suficiencia, nos pronunciemos por su autenticidad o falsedad. La ciencia muestra cautela y una callada y sorprendida admiración. Tal vez sea la mejor actitud.

Nota: Profesor Humberto Guglielmin
guglielmin.humberto@live.com

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