Nota: Profesor Humberto Guglielmin. –
Leemos en Mateo 18,6… “al que escandalice a uno de estos pequeños, más le vale que le cuelguen al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y le hundan en lo profundo del mar.” Obviamente estas palabras están dirigidas a aquellos que hacen un daño moral a los niños con conductas reprobables como los abusos sexuales, pero también a los que dan malos consejos o malos ejemplos.
Estas duras palabras de Jesús también valen para todas aquellas personas, de la edad que fueren, cuya estructura moral, como la de los niños, está aún en formación por lo que los malos ejemplos les hacen un daño muy grande a su crecimiento moral y religioso.
Últimamente dentro de la Iglesia se produjeron una serie de hechos que son escandalosos para el pueblo cristiano, se trate de niños o de adultos. Y ese escándalo se hace más grave porque en él participaron integrantes del clero que deberían ser los referentes morales de los cristianos comunes.
El 11 de junio de este año en la Iglesia de la Santa Cruz del barrio de San Cristóbal convocada por la agrupación “La Néstor Kirchner” se realizó una misa para honrar la vida de Víctor Pérez Esquivel y de la sucesora de Hebe de Bonafini, Nora Cortiñas, cuya estatua estaba expuesta sobre una mesa frente al altar como si fuese una santa presidiendo el acto. Cuando el sacerdote llega a la consagración y eleva el cáliz consagrado, todos incluido el cura, comenzaron a gritar largamente consignas como “La patria no se vende”… Cesado el griterío, el cura alteró las palabras de la liturgia con otras referidas a la ley de Bases que estaba bajo análisis en el Congreso. Al salir del templo, los kirchneristas y las agrupaciones de izquierda se mostraron eufóricos por el desarrollo de esa misa. Para el sacerdote, ¿así deben ser las misas?
Pocos días después, esta vez en la iglesia del Corazón de María del barrio de Constitución, con la presencia de Gustavo Carrara, Vicario General de la Arquidiócesis de Bs.As., hubo otra misa por el día del barrendero y del cura Mauricio Silva, también barrendero, desaparecido en el año 1977. Uno de los notorios asistentes era Pablo Moyano, uno de los jefes de la CGT. En un momento dado, la gente y varios curas levantando el brazo comenzaron a gritar “la patria no se vende”.
Terminada la misa, ¡el obispo alegó que fue sorprendido por ese griterío!… pero a su lado había curas con los que concelebró la misa que se unieron al jolgorio. ¿No sospechó nada?…
El día 12-6-24 el Papa Francisco recibió en el Vaticano a un numeroso grupo de sindicalistas peronistas que le explicaron la importancia de Aerolíneas por la función social que cumple, por los supuestos beneficios económicas que produce y por su contribución al bienestar de los argentinos. No le dijeron nada sobre las pérdidas que daba y que deben pagar los que trabajan y apenas llegan a fin de mes o ni eso. Y como no podía ser de otra manera, aprovecharon este encuentro para una foto grupal con el Papa y desplegar pancartas pidiendo la no privatización de Aerolíneas. Al Papa se lo veía complacido.
Para el miércoles 19 de junio, en Ciudad Evita, La Matanza, está organizándose otra misa pública, en este caso para agradecer a Dios el servicio que las voluntarias prestan en comedores y merenderos. ¿La Iglesia no tiene fundadas sospechas de que será una nueva ocasión para politizar esa misa y hacerle perder su carácter exclusivamente religioso? ¿Tan ingenuos son? ¡La trasmisión por TV de estos bochornos irrita a los católicos de absolutamente todo el país! ¿No les importa?
En octubre del 2018 los gremios combativos y el kirchnerismo lograron que el obispo Radrizzani celebrara una escandalosa misa frente a la Basílica de Luján. Los 
organizadores de esa misa fueron Hugo y Pablo Moyano, cuya religiosidad es un enigma nunca revelado. Según Pablo Moyano, esta misa se realizó con autorización del Papa Bergoglio. Allí abundaron las banderas del peronismo y de la izquierda, los dedos en V y la permanente gritería de consignas peronistas. Un escándalo absolutamente previsible para cualquier otro, pero no para la jerarquía eclesiástica.
Como si este antecedente no hubiera sido suficiente, el Arzobispo de Luján Jorge Scheinig, en ocasión del frustrado atentado contra Cristina K. realizado por unos vendedores de pochoclos, volvió a repetir el mismo y gravísimo error. La misa encargada fue todo menos un acto religioso. Fue un ruidoso mitin político realizado en un ámbito religioso ignorando el precepto evangélico que dice: “Escrito está, mi casa será llamada casa de oración, pero ustedes la convirtieron en una cueva de ladrones” (Mateo 21;12). A esos profanadores, Jesús los expulsó del Templo a los latigazos. Juan Pablo II habría hecho exactamente los mismo…
Entre los organizadores de esa misa había oscuros personajes de la política y del sindicalismo. Uno de esos personajes destacados fue Hebe de Bonafini, uno de cuyos antecedentes religiosos fue haber tomado la catedral de la ciudad de Bs.As. junto con un grupo de violentos, y haber descargado sus heces en el altar mayor de esa catedral.
¿No son suficientes estos antecedentes? ¿Qué se necesita para que la jerarquía católica se dé cuenta de que está permitiendo el uso sacrílego de las iglesias y de sus más sagradas ceremonias para complacer a los políticos con los que simpatiza? Los católicos laicos nos sentimos avergonzados de la jerarquía de nuestra iglesia, de absolutamente toda. Buena parte de las altas esferas de la Iglesia católica argentina está invadida por la política partidaria y descuidando su misión fundamental que es difundir el mensaje de Cristo. ¡Esto es un gravísimo escándalo para el pueblo cristiano!
Si la jerarquía de la Iglesia no quiere seguir avergonzando a los católicos, no debería prestarse más a este tipo de celebraciones litúrgicas cuya evolución es claramente previsible y sacrílega.
Como el pastor y sus hijos se fueron a la Unidad Básica, las ovejas se están dispersando.
Nota: Profesor Humberto Guglielmin
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