Nota: Profesor Humberto Guglielmin. –
OTRAS EXPLICACIONES SOBRE ESTOS FENÓMENOS
Con esta nota complementaremos las 11 notas anteriores comentando el libro “La Vida después de la Vida” del Dr. Raymond Moody (h) sobre las extraordinarias experiencias que han vivido muchas personas que estuvieron en trance de muerte, y que ya fueron comentadas. El Dr. Moody es solo uno de los tantos investigadores que están estudiando este tema en los EE.UU. También se lo investiga en Canadá y Europa suscitando asombro y perplejidad entre quienes tratan de buscar una explicación científica. Como era previsible, surgieron sobre estos fenómenos diferentes explicaciones. Las que con más frecuencia le fueron planteadas al Dr. Moody como explicaciones posibles en las conferencias y encuentros en los que participó, fueron de tres tipos: la sobrenatural, la natural o científica y la psicológica
EXPLICACIÓN SOBRENATURAL
Esta explicación la plantearon al Dr. Moody personas adeptas a grupos religiosos obsesionados con la omnipresencia y omnipotencia de Satanás. Esas experiencias serían producidas por “el maligno”, y por lo tanto son engañosas y no se les debe dar crédito alguno. Todo es falsedad. La respuesta del Dr. Moody fue simple: ¿cuál habría sido la ganancia del demonio al hacerles creer que esas extraordinarias experiencias eran solo un engaño?: “Satán preferiría que sus siervos se dedicaran al odio y a la destrucción”, pero la realidad muestra que todos los que pasaron por esas experiencias próximas a la muerte, decidieron mejorar sus vidas personales y ayudar a los demás. Si el propósito de Satanás se limitara solo a esa tontería se mostraría poco inteligente. ¿Qué gana para el mal?
EXPLICACIONES NATURALES (CIENTÍFICAS)
La explicación farmacológica
Es tal vez la más obvia. Todas las personas relacionadas con la medicina saben que algunas drogas aceptadas por la ciencia y otras de uso cuestionado por la medicina, producen experiencias y estados mentales alucinatorios y en ocasiones, disociativos respecto del cuerpo. Estas drogas llevan al paciente a no sufrir dolores, pero también pueden llevarlo a sentirse alejado, fuera de su cuerpo y del entorno que lo rodea. La impresión e intensidad de las visiones producidas en los límites con la muerte es tan grande que puede determinar que algunos pacientes, una vez recuperados, puedan seguir teniendo recuerdos y sueños muy vívidos sobre ellos, y por un algún tiempo padecer algunos desórdenes sicológicos.
Las diferencias existentes entre las vivencias alucinatorias debidas a las drogas que tuvieron algunos de los entrevistados y las de los que las tuvieron sin droga alguna son estas: a) Para los que tuvieron esas alucinaciones por las drogas, la luz brillante no tiene personificación con nada ni nadie y esa luz no les produce los indescriptibles sentimientos de felicidad y paz que cuentan los que no fueron sometidos a esas drogas. b) Existe una completa vaguedad en los relatos de aquellos que tuvieron estas experiencias por las drogas. d) Las diferencias entre los relatos de quienes tuvieron esas experiencias por efecto de las drogas médicas son muy grandes. e) A diferencia de los que tuvieron esas experiencias sin las drogas, los que las tuvieron con ellas no experimentaron cambio alguno ni en su forma de vida ni en sus creencias respecto al más allá. No les significó nada muy importante.
A pesar de que no existen algunas coincidencias entre los relatos de las personas que recibieron drogas médicas y aquellas que no las recibieron, conviene aclarar que muchos de los que tuvieron esas experiencias cercanas a la muerte, las tuvieron sin haber recibido droga alguna y otros las recibieron solo después de esa experiencia. Estas situaciones no son tan comunes porque son contadas las drogas médicas que producen efectos alucinatorios, y no todas ellas producen las visiones y experiencias sobre las que trabaja el Dr. Moody.
La farmacología médica sostiene que son las drogas psicoactivas las que “producen” los episodios psíquicos con los que está asociado su uso. Esos acontecimientos psíquicos deben ser considerados irreales, alucinatorios, engañosos y producidos en la mente por los químicos inyectados.
En distintas épocas el hombre ha usado esos compuestos psicoactivos buscando una realidad diferente a la cotidiana. Las drogas fueron y son usadas no solo buscando alivio para las enfermedades; también fueron y son usadas para escapar de los sinsabores de la vida cotidiana y encontrar alivio en una “realidad” mejor, pero también para obtener iluminación espiritual y otra forma de interpretar las cosas de este mundo.
Los indios del O. de USA y del N. de Méjico siempre buscaron el peyote que, al igual que otros cactus, contiene mescalina, un alcaloide con propiedades alucinógenas, para alcanzar iluminación y visiones de tipo religioso. Las alucinaciones pueden ser visuales o auditivas y también pueden alterar la percepción del espacio y tiempo… Lo mismo sucede en otras culturas con otras drogas, pero de efectos similares. Con ellas, estas personas buscan comunicarse con sus dioses y obtener una guía espiritual.
Tal vez la droga más difundida y peligrosa que el peyote sea la Ayahuasca, un preparado de sustancias contenidas en diversas plantas de la cuenca amazónica especialmente en Brasil, Perú, Ecuador etc. que suele hacerse en una ceremonia presidida por un chamán; en esa reunión solo unos pocos beberán de un brebaje de varias plantas amazónicas intensamente hervido y condensado. Algunos de los asistentes a esa ceremonia se limitarán a ser solamente espectadores. La ceremonia puede durar hasta 7 horas durante las cuales el chamán, que es el primero en beber cortos sorbos de ese brebaje, entonará cantinelas en lengua desconocida o inventada y hablará en forma balbuceante sobre cosas en forma completamente ininteligible durante muy largo tiempo.
De entre los que beberán los componentes psicoactivos de la ayahuasca no todos sufrirán los mismos efectos. Algunos entrarán en trance, alucinarán o comenzarán a balbucear vaguedades. Para otros la ingesta de la ayahuasca supondrá graves riesgos, en ocasiones mortales, para la salud tanto física como especialmente la sicológica. Algunos efectos físicos comunes pueden ser los vómitos, diarrea incontrolable o sudoración profusa y en, algunos casos, efectos más severos, incluida la muerte. Los efectos mentales en los que participan de esta ceremonia van desde leves a graves. En aquellas personas que sufren trastornos límite de la personalidad -borderline- puede desencadenar cuadros psicóticos severos.
Las alucinaciones del peyote y de la ayahuasca no pueden compararse con las experiencias de las que tratamos. Según como le “pegue” la droga, cada “viaje” es diferente y no tienen la trascendencia que tienen las experiencias cercanas a la muerte que no fueron buscadas sobre las que hemos estado comentando. Esas experiencias son producidas por compuestos químicos que afectan el cerebro y sin esos compuestos, los fenómenos descritos por el Dr. Moody no se darían.
La explicación fisiológica
Con alguna frecuencia se ha propuesto que durante la muerte clínica se suspende el abastecimiento de oxígeno al cerebro y que esas experiencias y visiones extraordinarias que se producen son una oferta compensatoria del cerebro del moribundo. La falla de la explicación fisiológica radica en que, en muchos casos, esas experiencias extraordinarias se produjeron con anterioridad a la falta de oxígeno y en otros casos las tuvieron sin que hubiera de por medio daño cerebral alguno.
La explicación neurológica
Se sabe que “en determinadas condiciones neurológicas también se observan fenómenos similares a los que fueron informados por personas que estuvieron cerca de la muerte,” por lo que esos fenómenos podrían tener como base el mal funcionamiento del sistema nervioso del moribundo.
Existe una fuerte discusión sobre la interpretación de las llamadas “alucinaciones autoscópicas”, en las que el sujeto ve una proyección de sí mismo y puede “oír a su doble” hablándole o dándole instrucciones. Algunos quieren ver las experiencias próximas a la muerte descritas por el Dr. Moody como una forma de alucinación autoscópica. Sin embargo, las personas entrevistadas no revestían daño alguno en su cerebro que justificara esas alucinaciones.
Explicaciones psicológicas
La psicología no tiene el rigor y el nivel de certezas que tienen las ciencias empíricas. Es un campo donde predominan las posibilidades y las probabilidades, siendo pocas las cosas indiscutibles que puede aportar y es por eso que existe tanta diversidad de enfoques sobre los más variados temas; no es mucha la información confiable que se le puede pedir; es más conveniente recurrir a la etología, la ciencia del comportamiento tanto animal como humano, pues permite hacer observaciones en condiciones de laboratorio sobre los fenómenos próximos a la muerte que se producen en los animales y en el hombre cuando se ven próximos a su fin. La observación más destacable sobre el tema que nos ocupa es la que se produce en situaciones de aislamiento total.
¿Qué sucede en la mente y el cuerpo de una persona cuando se la aísla por completo de todo contacto social? Algunos de los exploradores de zonas polares que, por diversas razones tuvieron que soportar meses de aislamiento con poca luz y silencio abrumador, experimentaron algunos de los fenómenos mentales parecidos a las vivencias que tuvieron muchos de los que tuvieron muerte clínica y volvieron, y que fueron descritas en las notas anteriores.
Algunos de los náufragos que padecieron aislamiento forzado tuvieron alucinaciones en las que aseguraban que vieron naves que vinieron a rescatarlos y en ocasiones, vieron que los que vinieron a rescatarlos fueron seres paranormales. Otros exploradores que quedaron aislados perdieron la noción del paso del tiempo o se vieron en una forma disociada de su castigado cuerpo. Algunas de estas personas aisladas por largo tiempo, cuando volvieron a la civilización lo hicieron profundamente cambiadas, tal como sucedió con algunas personas que tuvieron una muerte clínica.
En nuestros hospitales los enfermos graves son puestos en salas de total aislamiento social, pero también con luz y sonido muy disminuidos. ¿Puede el aislamiento ser el responsable de muchos de los fenómenos y vivencias descritas en notas anteriores? El Dr. Moody dice que no es fácil afirmarlo pues entran en contacto tanto los efectos que produce el aislamiento como los efectos que acompañan el deterioro físico y mental que precede a la muerte. Estos casos, que son excepcionales, no invalidan a aquellos en los que el aislamiento no existió.
Respecto a la naturaleza de las visiones que se dan en casos de mucha aislación existen dos posiciones encontradas: una dice, lisa y llanamente, que se trata de solo alucinaciones, de imágenes irreales, mientras que la otra cree que el aislamiento puede ser una forma de encontrarse con la verdad, con la revelación, con la iluminación o con las grandes intuiciones. Esta celebración de la soledad parece ser confirmada en repetidos pasajes de la Biblia y escritos religiosos de culturas orientales.
Si bien las drogas alucinatorias que hemos visto, la anoxia cerebral, el aislamiento y la proximidad a la muerte son diferentes maneras de acercamiento a una realidad más elevada que el craso materialismo en que vivimos y las vivencias de aquellos que vieron la muerte de muy cerca no son solo el cumplimiento de sus deseos incentivados por las drogas; lo prueban a) La sorprendente similitud en los relatos de personas que no se conocían entre sí y que eran de lugares y países diferentes. b) El hecho de que los testigos que afirman haber vivido esas extraordinarias experiencias no son víctimas de psicosis, sino que son personas sanas y emocionalmente estables; muchos de ellos tienen trabajos y posiciones de responsabilidad, con matrimonios estables y buena vida social, todos ellos son absolutamente capaces de diferenciar entre los sueños y las experiencias que tienen despiertos. Lo que narraron cuando estuvieron cerca de la muerte no lo contaron como un sueño sino como un episodio completamente real que afectó fuertemente sus vidas.
Por supuesto que muchos tendrán como indiscutible la explicación farmacológica, la neurológica o fisiológica; los freudianos verán en esa luz la proyección del propio padre, los seguidores de Jung hablarán de arquetipos del inconsciente colectivo y así otros. Sin embargo “cualquiera que busque experiencias cercanas a la muerte de manera organizada… descubrirá hechos suficientes para preguntarse si esas experiencias, lejos de ser sueños, no pertenecen a una categoría diferente”.
Recuérdese que el Dr. Moody es el primero en afirmar que su libro no es científico y que no se engaña pensando que ha probado que hay vida después de la muerte, lo que pretende es presentar hechos absolutamente asombrosos y similares, por los que pasaron muchísimas personas creíbles, con estudios y sin ellos, en todos los países y que merecen una explicación que por ahora las ciencias empíricas no pueden dar.
Nota: Profesor Humberto Guglielmin
guglielmin.humberto@live.com