HAY QUE ROMPER LAS IGLESIAS (nota 2 de 2)

Nota: Profesor Humberto Guglielmin. –

INGRESOS DEL CLERO

FUNDAMENTOS DE LA COLABORACIÓN ENTRE IGLESIA Y ESTADO
En el campo moral, a los Estados solo les importa que se eviten las infracciones a las leyes positivas, a las conductas que los códigos señalan como condenables. Las otras conductas, no las califica ni como buenas ni como malas, no son de su competencia. Básicamente la misión del Estado es disuadir la comisión de infracciones a la ley prometiendo castigo al infractor y utilizando el sistema escolar y los medios de comunicación para señalar lo que la ley prohíbe.
¿Estas “informaciones” son suficientes para evitar las conductas no deseadas? ¿Saber lo que se debe hacer y lo que se debe evitar, tiene tanta eficacia como para hacer que la población siga los lineamientos indicados? Obviamente no. Todos saben, que no se debe robar, no se debe matar, no se debe coimear, no se debe mentir, no se deben pedir “retornos” ni bolsos, se debe auxiliar a los pobres y a los necesitados, no se debe prometer lo que no se va a cumplir, etc. Sin embargo… desalienta ver que todos los días se ratifica que tanto en la cumbre del Estado como en su base se roba y se mata con el mismo desprecio por la vida del prójimo. Resulta evidente que la sola información y amenaza de aplicar la ley, no alcanzan.
Algunos Estados laicos, conscientes de su limitada capacidad para moralizar la población, estiman que la tarea que cumple el clero en orden a la moralización de la población es absolutamente insustituible y que, en términos económicos, es sencillamente invalorable. Sus Iglesias, templos, colegios y variadas instituciones hacen una tarea que el Estado no puede hacer. Además, las iglesias, a los argumentos que comparte con el Estado para indicar lo que es bueno y disuadir de lo que es malo, añaden las mucho más efectivas razones de orden religioso, que el Estado desestima.

LA BASE DE LA MORAL
Para los cristianos, toda norma moral debe tener como fundamento último a Dios y a sus mandamientos. Las otras, son mucho más frágiles. Atormentado por este tema, F. Dostoievski, en su novela “Los hermanos Karamázov”, hace decir a Iván Karamázov: “Si Dios no existe todo está permitido”. ¿Cómo es esto? Si tuviera fuertes deseos y pudiera hacerlo sin ser descubierto, ¿por qué no podría robar, matar o violar? Si tuviera la forma de burlar a la Justicia ¿por qué no robaría el dinero o bienes de los que no pueden impedírmelo? ¿Conviene añadir el argumento religioso en un país donde es tan fácil burlar la justicia humana?
Por supuesto que hay gente que se dice buena cristiana y sin embargo tienen una conducta condenable, pero… ¡precisamente esa conducta es la prueba de que no es buena cristiana. El buen cristiano, si comete un acto reñido con la moral se arrepiente con toda sinceridad, y con la misma sinceridad se compromete a no volver a repetirlo; sabe que no podrá burlar la Justicia Divina. La moral social que no se basa en Dios y el cumplimiento de sus mandamientos, es fácilmente manipulable por los gobiernos de turno; la historia está llena de pruebas. Dios debe ser el fundamento tanto de la moral individual como de la social, y la base sobre la que debe construirse el Bien Común. Y el Estado no debe ignorarlo.

ATEÍSMO Y MORALIDAD
¿Los ateos son malos? ¡De ninguna manera! Llama sin embargo la atención que su rectitud moral tenga como único fundamento el “Common Sense” de Thomas Reid, ese conocimiento primordial, común a todos los hombres, que orienta el proceder de cada persona haciéndole saber lo que es correcto y aquello que no lo es. Saben que si cada uno hace lo que se le antoja, la sociedad sería un desastre.
Este criterio moral no es sólido pues es fácilmente deformable por factores como algunos usos y costumbres heredados o no, las decisiones que vayan tomando los gobiernos (por ej.: matar está mal, pero el aborto está bien), etc. Resulta sin embargo difícil de explicar que, si puedo evadir la ley y estoy ante a una muy atractiva oportunidad, yo termine optando por el interés del Bien Común frustrando mi interés personal; si el atractivo es muy grande, se suele priorizar el interés personal. Esto lo prueban diariamente los funcionarios y los no funcionarios en contacto con dinero o con otras tentaciones. El Bien Común suele claudicar frente al interés personal. Los ateos intachables practican nueve de los diez mandamientos, les falta solo uno y, tal vez, su ateísmo sea solo una etapa provisoria en su búsqueda de respuesta definitiva.

EL ESTADO Y LA IGLESIA ANTE LA MORALIZACIÓN DE LA SOCIEDAD
No compete a los Estados decidir si Dios existe, o si sus mandamientos son válidos para la sociedad civil. Solo les interesa saber que para mucha gente esos argumentos son muy efectivos como refuerzo para respetar las leyes positivas.
Los objetivos de las iglesias básicamente son a) formar al hombre como un buen ciudadano de este mundo, respetuoso de la ley y el orden y b) formarlo, al mismo tiempo, en un buen cristiano, respetuoso de los Diez Mandamientos y de todas las virtudes que de ellos derivan. El Estado laico coincide con las iglesias solo en el primer objetivo y por eso muchos Estados laicos en otros países, buscan y encuentran diversas formas de unir esfuerzos tras este objetivo. En Argentina solo existe con las escuelas confesionales, donde hay un interés mixto: al Estado le resultan mucho más económicas que las propias.
Si las iglesias estuvieran con su acción en todos los lugares donde el delito se manifiesta en forma creciente, con seguridad habría menos. Cuando las consignas que se trasmiten entre integrantes de los diversos grupos sociales son las equivocadas, no se ve la presencia eficaz del Estado para modificarlas. Solo se limitará a la tarea represiva a través de las instituciones de la Justicia: el que las hace las paga.

ALGUNAS CONSIGNAS MUY DIFUNDIDAS
No es infrecuente escuchar: “El que no llora no mama y el que no afana es un gil”, “está todo bien loco”, “no soy como los políticos, yo robo porque no tengo plata y la necesito”, “ahora, para tener plata hay que trabajar”, “ porqué buscar trabajo, si total el Estado algo me va a dar”, “ vendiendo merca se gana mucho más plata que trabajando”, “ yo me drogo porque todo es una mierda”, “no soy tan gil como para casarme, hay minas por todas partes”, “regla para el sexo: touch and go”, “para qué estudiar, que estudien los tragas”, “ para qué tener hijos, son caros y rompen las pelotas”, “si mis pibes no pasan de grado es porque las maestras son unas h. de p.”, “que de educar a los chicos se encarguen las maestras y las sicólogas”, “si no tengo plata o trabajo es culpa del gobierno”, “soy pobre porque nací para ser pobre, qué le vamos a hacer”, “no quiero atarme a nada ni a nadie, quiero ser completamente libre…”
Para el Estado, estas consignas son intrascendentes, y no le interesan demasiado los esfuerzos de prevención hasta el momento de tropezar con sus consecuencias, y tener que aplicar el código penal. Desde el Estado ¿quién tendrá la autoridad moral suficiente como para corregir estas consignas, enseñando en forma convincente las consignas correctas?
Muchos piensan que es el Estado quien tendría que hacerlo, pero, resulta que el Estado es una entelequia tras la cual se esconde un equipo de funcionarios cuya competencia y autoridad moral suele ser deficitaria o, más frecuentemente, mala o muy mala. Fueron jefes del Estado ladrones, ignorantes, fornicadores, mal educados, chantas etc. En Ética existe una directiva moral muy poco popular entre los políticos: “Más vale el ejemplo que mil palabras”.
El gobierno ha impuesto un lema que hay que aplaudir: “El que las hace las paga…” ¡bien!, aunque su aplicación no debería ser selectiva. Esta consigna también debería impedir que: “El que pueda las haga…” En esto habría que trabajar, para que el que pueda “no las haga”. Y en esta tarea la ausencia del Estado es evidente. Las sospechas sobre la mayoría de los funcionarios de los tres poderes son una vergüenza nacional y una “invitación a hacerla”.

¿EL CLERO MERECE SUELDOS DEL ESTADO?
En el campo moral, el Estado juzga que su misión de prevenir y disuadir está cumplida con la tarea informativa que cumplen las escuelas y las directivas que da por los medios de difusión. Sin embargo, ¿alcanza con saber lo que no se debe hacer para evitarlo?, ¿alcanza con saber lo que se debe hacer, para ponerlo en práctica?
Obviamente no. Todos, especialmente los más instruidos, saben lo que se debe hacer y lo que se debe evitar y sin embargo vamos de un gobierno arrogante, incompetente y ladrón a otro gobierno con las mismas características (que juró no tolerar).
El latrocinio es tan generalizado, especialmente en las altas esferas, que no sería extraño que alguien presente un proyecto de ley para eliminar, a través de un D.N.U., la prohibición de robar, argumentando que es una forma intolerable de interferir con las sagradas libertades individuales. ¿Cuál sería el resultado de la votación de nuestros parlamentarios?
La Iglesia enseña que, al igual que los otros mandamientos, el “no robarás”, no tiene excepciones. No se debe robar en las villas, no se debe robar en el Congreso, no se debe robar en la Casa Rosada. Y al que roba hay que darle un castigo ejemplar, por más poderoso que fuere. Al robar está demostrando que moralmente es un miserable. El justo y rápido castigo tiene una fuerza aleccionadora que en Argentina es deliberadamente pisoteada.
Es inaceptable que la Justicia envíe el mensaje a la sociedad de que el castigo por robar, es menor o inexistente a medida que se sube en la escala política. El que roba pasa por encima de su víctima y si es político, traiciona al pueblo y a su misión de promover el bien común.
Algunos estados laicos, pero honestos, conscientes de su limitada capacidad para moralizar la sociedad, estiman que la tarea del clero es absolutamente insustituible y que, en términos económicos, es sencillamente invalorable; por eso han encontrado la forma de compatibilizar su laicismo en el campo religioso con una asistencia económica como “agentes moralizadores” de la sociedad.
Las iglesias, además de cumplir con su misión puramente religiosa, dirigen: escuelas (la Iglesia, a través de los Salesianos, se interesó por la educación y el desarrollo de la Patagonia mucho antes que el Estado), colegios, universidades, hospitales, hogares de ancianos y para recuperación de adictos, asistencias a los inmigrantes, organizaciones como Cáritas para asistir a los necesitados en sus necesidades primarias, etc.
En las iglesias el Estado tendría un aliado formidable para moralizar la sociedad, si hubiera un mejor entendimiento entre las partes. Si el Estado decide prescindir completamente de esta colaboración, las consecuencias no podrán evitarse: en vez de dos muletas habrá solo una.
La abrumadora mayoría de las personas está convencida de que la transparencia y controles que existen en las obras que hace la iglesia en sus colegios confesionales, no existe en las obras que hace el Estado, donde todo es más turbio. Según la Universidad de San Andrés, lo que el Estado destina a subsidiar un alumno de una escuela privada, es la mitad de lo que le cuesta un alumno de una escuela pública (a pesar de esta realidad, muchos políticos piden suprimir también este subsidio).

LOS “PADRES DE LA PATRIA” Y SU DIETA
El Parlamento tiene un infame privilegio: poder aumentarse el sueldo en forma corporativa. Ellos deciden el monto y el Tesoro paga. Así de simple. En otras actividades el sueldo lo decide el empleador, que en el caso de los senadores es el pueblo de las provincias que representan, sin embargo, ellos son tanto empleados como empleadores, ¡una maravilla! Además, cuando se trata de darse aumentos existe entre todos sus bloques una siniestra unidad que les disipa cualquier escrúpulo.
En menos de dos minutos, los senadores lograron el acuerdo para duplicarse el sueldo, ignorando el durísimo momento económico que viven quienes los votaron. Desde noviembre cobrarán $ 10.200.000,- por mes, y en diciembre embolsarán los $ 10.200.000,- más el medio aguinaldo, ¡más el merecido descanso por el intenso trabajo que tuvieron durante el año parlamentario. ¿Qué esperan que suceda para sentar cabeza?
En una democracia, ese aumento debería contar con la aprobación del pueblo, que seguramente lo condicionaría al valor de sus servicios a la nación. Los Padres de la Patria que hicieron grande a la República Romana, además de ser intachables e inteligentes, no cobraban por sus servicios porque con lo que les daba la tierra les alcanzaba para su austera forma de vivir; no cobraban dinero, servían a la República solo por el honor de hacerlo, y por eso eran honorables. ¡Igual que los senadores argentinos!

OBISPOS Y CURAS ¡A DIETA!
En la Iglesia no existe tanta irresponsabilidad, sin embargo, es muy común escuchar afirmaciones sobre los sueldos de curas y obispos que no se condicen con la realidad. La actual realidad es esta:
* Nunca, ni antes ni ahora, los integrantes de las congregaciones religiosas (Salesianos, Jesuitas, Franciscanos, Capuchinos, Dominicos etc.) recibieron sueldo alguno de parte del Estado.
* El salario actual del Estado al clero: Obispos: cero pesos. Curas del clero secular: cero pesos. Monjas: cero pesos.
* Los sacerdotes y obispos no tienen jubilación del Estado argentino.
* ¿Cómo se sustenta la Iglesia Católica argentina? Básicamente con las escasas limosnas de las misas dominicales y las también menguantes donaciones de los fieles. Comenzó a financiarse como en algunos países europeos, o sea, comprometiendo a sus fieles a aportar mensualmente una contribución.
* En setiembre del 2018 el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina Monseñor Vicente Oscar Ojea comunicó al gobierno y a la Nación una decisión tomada por todos los obispos en la localidad de Pilar que decía: “Es intención de la Iglesia Católica, renunciar progresivamente a las asignaciones directas que reciben los obispos, de manera que sean los propios fieles los que vayan asumiendo esa responsabilidad, solicitando la creación de instrumentos a través de los cuales los padres que eligen para sus hijos establecimientos confesionales, realicen aportes destinados al sostenimiento económico del culto”.
* Hasta esa renuncia (2018), los sueldos eclesiásticos más elevados eran los que estaban relacionados con el Ejército. El más alto era el que percibía el Vicario General Castrense: $ 814.328,-. El del Secretario General Castrense era de $ 511.674,-. El del Asesor Eclesiástico era de $ 356.960,-. El del Coordinador Administrativo era de $ 330.256,- mensuales y el de Notario de Curia era de $ 285.014,- mensuales. Ahora, no hay absolutamente ninguna transferencia de fondos públicos en concepto de sueldos para obispos, curas o seminaristas.
* A la Iglesia Católica le queda sin embargo un privilegio que sigue vigente: por el decreto 21950 del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, se autorizó que los arzobispos y obispos que por razones de edad o salud están en hogares para ancianos, tengan el privilegio de solicitar al Estado, solo en forma particular, no en nombre de la Iglesia Católica, un beneficio de hasta ¡$ 98.000,-! Eso es lo que el Estado argentino les da en reconocimiento a una vida dedicada al servicio del prójimo. La jubilación mínima es de $ 374.876.21 … ¿Los políticos no tienen vergüenza?
* Las razones de la renuncia a las asignaciones del Estado por parte de la Iglesia Católica son varias: a) Como Argentina había decidido no ser confesional, no correspondía el sostenimiento. b) Dañaba a la Iglesia la generalizada e intencionada versión de que los obispos y curas cobraban jugosos ingresos del Estado. c) Los decrecientes fondos que el Estado venía dando a la iglesia ya eran ridículamente bajos, por lo que más valía renunciar a ellos, y d) La eliminación de los subsidios aumentaría su independencia respecto al poder político.

EL ESTADO Y EL MANEJO DEL DINERO PÚBLICO
Creer que en Argentina el Estado maneja el dinero con responsabilidad, es una ingenuidad, ¡es el zorro cuidando el gallinero! Veremos solo unos pocos ejemplos que lo prueban, los menos polémicos.
En el año 2018 los aportes totales del Estado a la Iglesia Católica fueron 132 millones de pesos. La pauta oficial de ese mismo año fue de 2.250 millones de pesos (se sabe que la pauta, según su monto, hace más juiciosos a los periodistas) Fuente: Secretaría de Comunicación Pública de la Nación. Otro ejemplo delirante: en el año 2022 la publicidad hecha por el Estado fue de $ 18.000.000.000.000,- (18 billones de pesos). Fuente: “Realpolitik”.
Un ejemplo bonaerense: el “Viaje de fin de curso”, todo gratis para los que terminaban el secundario, costó al erario provincial la suma de $ 61.828.998.840,- (casi 62 mil millones de pesos). ¡Nada para los docentes!
Otros ejemplos: Siete (7) actores del programa “6,7,8” le reclamaron al Estado en el año 2022 la suma de $ 110.000.000,- (fuente, Clarín). Y otro: la asociación “Judith Presente”, de la Tupac Amaru de Milagro Sala, recibió la suma de $ 417.500.000,-. “El amanecer de los Cartoneros recibió $ 800.000.000,- en el 2023; en ese mismo año en solo seis meses la asociación “Manos Berissenses Limitada” recibió del Estado la suma de $ 578.625.600,-. Poco antes, el ministerio de Tolosa Paz había autorizado una orden de compra de $ 475.000.000,- para la importante fiesta de “El día de las niñeces” (sic). La asociación “El Sueño del Principito” durante el año 2022 recibió la suma de $ 1.019.000.000.-. En ese mismo año, un amigo de Alberto Fernández y Juan Grabois abrió el bar kirchnerista “Lo de Néstor”, y recibió un subsidio de $ 36.000.000,- y nunca se supo en qué se gastó ese dinero. Para no fatigar con más datos, puede afirmarse que casi cualquier grupo piquetero recibía muchos más aportes que la Iglesia Católica. Estos solo son algunos de los gastos publicados; los no publicados… naturalmente, no son públicos.

CONCLUSIONES:
a) Los Estados materialistas renuncian a las enseñanzas morales, creen que con sus leyes alcanza y por eso quitan recursos a instituciones como las iglesias, que sí quieren una sociedad con principios que posibiliten una convivencia fraterna y justa, y no una sociedad inescrupulosa donde los débiles estén a merced de los fuertes y el valor supremo sea el dinero. Hace rato que estamos padeciendo las consecuencias de esta gravísima renuncia a la moral, y por eso no podemos quejarnos de tener una clase dirigente sedienta de dinero, y excluidos sociales que matan por diversión.
b) Los ejemplos de indecencia moral de nuestra clase dirigente son escandalosos e ininterrumpidos desde hace décadas. Esta podredumbre moral cae desde arriba hacia abajo y se manifiesta en casi todas las instituciones. Esta innegable realidad produce un enorme desaliento, y es un pésimo mensaje para toda la población, parte de la cual tomará esos malos ejemplos como una licencia para “hacer las que pueda”.
c) La invocada austeridad del Estado es aplicada con rigor solo a aquellas instituciones -como las iglesias- que no pueden ser manejadas por los políticos o que no les reditúan votos. Para frivolidades, sí hay dinero.
d) Es frecuente ponderar los grandes ingresos que tienen las iglesias por donaciones o en las misas dominicales. Quienes más hablan sobre esto son quienes tienen mayor desconocimiento, los que jamás pisan una iglesia. La verdad es que los ingresos que tienen las iglesias apenas alcanzan para pagar la luz, el gas y la polenta que va a comer el cura.
e) Si bien la falta de vocaciones sacerdotales tiene muchas causas, una de ellas es la extrema austeridad de vida a que los obliga su dura situación económica. Si algún buen cristiano piensa lo contrario, tiene la oportunidad de comprobarlo ingresando a la carrera sacerdotal.

Nota: Profesor Humberto Guglielmin
guglielmin.humberto@live.com

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *