Nota: Profesor Humberto Guglielmin. –
El miércoles 3 de diciembre se tomó juramento a los nuevos diputados y me propuse ver esa ceremonia en el Parlamento de la Nación de principio a fin. Interrumpí, avergonzado de quienes nos representan. Tratándose de algo tan trascendente para el país, cualquiera espera que esa ceremonia tenga un desarrollo acorde a la elevada misión para la que esos diputados fueron elegidos. Sin embargo, y como siempre, y con ingresos suculentos ya asegurados, hubo un ambiente de carnaval inaceptable en una ceremonia tan importante. Ser diputado de la Nación no debe ser joda.
Desde el comienzo de su mandato los diputados deberían dar la sensación de que no han engañado al pueblo que los votó, y por eso deberían mostrarse serios y preocupados por la trascendente tarea que tienen por delante. Cuarenta y seis millones de personas suplican no ser defraudadas por aquellos que eligieron.
La presencia de Milei, y sus ampulosos gestos para animar a sus partidarios dentro de ese ambiente no contribuyeron para crear un ambiente de seriedad. Tampoco lo hicieron las 
cámaras de TV, que se entretuvieron enfocando insistentemente el hombro descubierto de Virginia Gallardo, que obviamente se había vestido para no pasar desapercibida. Antes de comenzar la ceremonia, el ruidoso y generalizado parloteo en voz alta, con dificultad pudo ser acallado por Gerardo Cipolini.
Este veterano señor, sin advertir que el micrófono estaba abierto no se privó de opinar sobre sus colegas femeninas diciendo: “¡qué buena que está la diputada X…!”. En otra ocasión: “Che, que buena que está la peruca (peronista)”, y sobre otra diputada se le oyó decir: “Che, qué linda”. Cuando más tarde se le recriminó porque sus comentarios habían trascendido rápidamente a todos los medios, solo atinó a decir una de las estupideces más creativas y originales que se hayan escuchado: “la tecnología ha avanzado… de tal manera que uno sale diciendo cosas que no ha dicho”. Y, ante la incredulidad y asombro 
del público reiteró que de ninguna manera había dicho lo que trasmitieron los micrófonos… “porque él tenía hija y nietas”. ¿Este señor era el indicado para presidir la jura de los nuevos diputados? ¿En el parlamento no había algo mejor?
El izado de la bandera para dar comienzo a la jura estuvo a cargo del diputado Pablo Ansaloni, imputado por millonarias y reiteradas estafas a la OSPRERA, por asociación ilícita y por declaraciones antisemitas. ¿No había alguien con prontuario más limpio para izar la bandera argentina?
Uno de los primeros en jurar fue Nicolás del Caño que, como era esperable, antes de 
decir el sí juro, se despachó a gusto vociferando reclamos utópicos sobre todo lo que se le ocurría: “¡Fuera Trump de Venezuela y América Latina! Por los niños y niñas masacrados en Gaza, por una Palestina libre, contra el gobierno represor de Milei, por la clase obrera de Argentina y el mundo y por el socialismo etc., etc.”.…
Lilia Lemoine, que se condujo como una vulgar provocadora, ante cada expresión que no le gustaba respondía con groserías. Se creía obligada a replicar en forma agresiva a cualquiera que hiciera comentarios ideológicos que no le gustaban. Lousteau, piola y canchero como siempre, mirando a Karina Milei, le hizo con sus dedos una alusión al presunto 3% que habría
cobrado de los escándalos de la Andis. Grabois, vestido con ligera remera negra, pantalón jean, collar con el crucifijo al cuello; con aires de perdona vidas se da vuelta y con la mano izquierda levantada, mirando a los Milei, levantó tres dedos para aludir a la presunta coima de la Andis; al retirarse le dedicó a alguien un gesto asqueroso relacionado con lo que se descarta por la nariz. (Es detestable La conducta de algunas personas personas, como Grabois, que andan exhibiendo símbolos religiosos, pero llevan una vida opuesta a las enseñanzas cristianas). ¡La mujer de Guillermo Moreno juró por su compañero!, y demostró una vulgaridad y una agresividad que solo se ve en algunas tribunas de fútbol.
Romina del Plá se mandó un insoportable solo de violín despotricando contra toda la interminable lista de cosas que no le gustaban, rematando con la propuesta de que 
Argentina y el mundo sean gobernados por el socialismo. Myriam Bregman, a los anteriores reclamos, vociferó sobre los 30.000 desaparecidos, los derechos de las mujeres y las disidencias sexuales, el genocidio de Palestina etc. y, mirando a Lemoine añadió, “y que esta señora se calle porque, la verdad nos tiene re cansados”.
Lorena Pokoik juró: “por la patria que soñaron los 30.000 compañeros desaparecidos, por Perón, por Evita, por Néstor y por mi gran conductora Cristina Fernández de Kirchner!, etc.”
¿Estas payasescas actuaciones son formas válidas de juramento? ¿Qué se entiende por juramento? ¿No pudieron despacharse sobre sus inquietudes ideológicas durante la campaña? ¡No nos interesa escuchar más gansadas!
EL EX CURA J.C. MOLINA
Comentario aparte merece el ex sacerdote Juan Carlos Molina, de Santa Cruz. Partidario incondicional del Kirchnerismo y desde décadas, amigo personal de Néstor y Cristina Kirchner, a la que visitó en su prisión de privilegio de la calle San José 1111.
Su ingreso militante a la política partidaria kirchnerista, lo llevó poco a poco a descuidar su misión específica como sacerdote; comenzó a estar en contacto con gente muy poderosa, a tener poder y a tener a su disposición mucho dinero; estas circunstancias fueron haciendo su trabajo sobre su vocación.
En CABA fue titular del SEDRONAR, y al instalarse en Santa Cruz decidió hacer la Fundación Valdocco para recuperación y escolarización de adictos. Más tarde, también con fondos estatales, puso una sucursal en Chaco, para atender los requerimientos de los aborígenes del Impenetrable. Esta noble tarea se vio oscurecida por variadas y muy graves acusaciones contra Molina: trata de personas, asociación ilícita y malversación de fondos públicos. Chaco, donde su fundación fue cerrada, le reclama explicaciones sobre el destino de los 124 millones que le entregó Capitanich, y Santa Cruz quiere saber sobre los 250 millones recibidos del kirchnerismo provincial para financiar las tareas de la fundación. (Molina, al igual que muchos otros parlamentarios necesitaba urgentemente los fueros).
Estos hechos, su postulación como candidato a diputado y el publicitado acercamiento a Cristina Kirchner fueron la ocasión para que el obispado de Rio Gallegos lo redujera al estado laical, con estricta prohibición de ejercer cualquier ministerio religioso tanto en público como en privado. Dicho de otra manera, ya no es más sacerdote, es un laico cualquiera.
Molina se presentó a la jura con pantalón negro, remera blanca, en el cuello un llamativo rosario con la cruz, y un ostentoso poncho azul y blanco. Tal vez sin pretenderlo, llamó más la atención que Virginia Gallardo. Su fórmula de juramento fue: “En opción preferencial por los pobres, por Valdocco, por los más pobres, por los Wichis del Impenetrable, por el Papa Francisco, por Hebe (de Bonafini), por las madres y abuelas de Plaza de Mayo, por el pueblo de Santa Cruz” … Mientras sus compañeros juraron por Dios y por la Patria y los evangelios que cumplirían la constitución, Molina solo juró cumplir la constitución, sin invocar la ayuda de Dios. (¿?)
La ceremonia de la jura de los nuevos diputados confirma una vez más, que el pueblo argentino merece una clase dirigente muchísimo mejor. El mismo día del juramento 100 alumnos de Mendoza destruyeron su escuela… ¿qué autoridad moral tienen estos legisladores para legislar sobre el orden y disciplina que necesariamente debe haber en los colegios si se quiere que cumplan con la misión de educar?
Cuando las altas esferas muestran frivolidad y circo, en las bajas esferas también habrá frivolidad y circo. Todo cambio debe comenzar desde arriba. Un papá alcohólico o ladrón, no tiene autoridad moral para pedirle a su hijo que no beba o no robe. ¿Qué podemos esperar de estos parlamentarios? Más circo.
Nota: Profesor Humberto Guglielmin